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CASTROCALBÓN. Consideraciones históricas
 
1. SITUACIÓN.
 
 
              Arco del Castillo 
  Al sur de la provincia leonesa, entre Valdejamuz (N) y Vidriales (S), a Levante de Teleno, discurren las aguas del río Eria, que da nombre al umbroso y fértil valle por él regado, la Valdería (1), la cual se extiende como una franja de verdor, fecundidad y belleza natural separando las provincias de León y Zamora, totalmente rodeada de monte alto con encina y pino como floresta principal, con un fondo de exuberante vegetación frutícola y cultivo hortense. Aparece este conjunto como inesperado oasis entre secos páramos. Algunos autores cantan en el pasado su riqueza natural y su belleza: "(...) críanse osos, jabalíes y otras fieras dañinas, corzos, venados y conejos, y abunda también la caza de perdices y volatería (...) Sus tierras producen el mejor lino del partido (...) Muchos barbos, exquisitas truchas y ricas anguilas..." (2). Podríamos añadir aquí que la mayoría de los atractivos apuntados son actuales; la fama de sus alubias (disputadas para simiente como famosas entre las famosas), el creciente aprovechamiento veraniego del territorio, y, también, que, a pesar de su situación, el clima no es tan extremado como en el resto de la Alta Meseta, sino aliviado por la presencia de abundante flora y la frescura de sus finísimas aguas. 
 
        Histórica y geográficamente, el lugar más importante que se localiza en este valle es la villa de Castrocalbón. El municipio consta, además de la villa que le da nombre con sus barrios de Calzada y de Arriba, de otras dos aldeas: Felechares de la Valdería (3) y San Félix de la Valdería. El término municipal tiene actualmente* 8.752,5 Has. y 1.639 habitantes, siendo el concejil de Castrocalbón de 6.363,5 Has., en gran parte monte suave y encinoso y otra de feraz vega, con 1.100 habitantes. Fue, en el pasado, cabeza de una amplia jurisdicción, que iba de Morla a San Esteban de Nogales (4).

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    (1) FERNÁNDEZ NÚÑEZ, M.F.: "Apuntes para la Historia del Partido Judicial de La Bañeza" ; p. 106 y siguientes:  Derechos y Tributos que D. Pedro Ponce de Cabrera dona al monasterio de Nogales en 1233 "...que le pertenecían en el valle de Aria (Valdería)". La carta dice Val de Aria y este nombre se repite más veces en diversos documentos. —Era mujer de dicho D. Pedro D.ª Aldonza Alfonso, hija de Alfonso IX de León. D. Pedro era, a su vez, hijo del Conde D. Ponce Vela y nieto de los fundadores de Nogales. A partir de este matrimonio parece es cuando esta familia adopta el patronímico de Ponces de León en lugar de Cabrera.
    (2) IBIDEM; p. 9.
    (3) P. FLÓREZ: "España Sagrada". Tomo XVI, ed. 1905; p.222: Obispo Lope "En el mismo año (1195) consagró la iglesia de Flechares...".
    (4) A.H.N. (Archivo Histórico Nacional): Fondos Modernos del Ministerio de Hacienda, Catastro Ensenada, libro número 7.454, fol. 11. Diccionario Madoz, tomo VI, ed 1845, p. 215 —A.H.M.C. (Archivo Histórico Municipal de Castrocalbón); manuscrito de 1584, tomo 1º.
    (*) Recordemos que este documento fue escrito a principios de los 70.
 

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2. TOPONÍMIA.

        Respecto al nombre de Castrocalbón, hay quien apunta se debe a que por aquí se hacían carbones vegetales de superior calidad a base de encina, o por fundarla un miembro de la familia romana Calvo (5); otros aluden a la fábrica de su primitivo castro, a la bondad de la cal que aquí se fabricaba; se conjetura también sobre la posibilidad de que lo motive el nombre de un repoblador mozárabe (6). Han llegado a mi multitud de opiniones y datos los cuales sería prolijo enumerar y que en nada consistente parecen apoyar su argumentación.
        Creo más probable que el primer elemento del topónimo, castro, es del latino CASTRUM, ("campamento fortificado"). Castro, como apelativo, subsistió sólo en gallego-portugués, en sardo y neo-griego. En lengua castellana queda principalmente reducido a nombre propio de lugar, dándose así con frecuencia. Se registra como dialectal, ("altura donde hay vestigios de fortificaciones antiguas"), y la Academia como antiguo, ("real o sitio donde estaba acampado y fortificado un ejército").
        El segundo elemento del topónimo, calbón, probablemente se trata de un derivado del nombre latino CALUUS o de una formación celta paralela  y asimilada a él; en cualquiera de los dos casos proviene del radical indoeuropeo "kelenos" ("calvo"). El derivado CALUUS que aparece en nuestro topónimo sería CALVONIUS, citado por M.ª Lourdes Albertos entre los derivados de CALUUS y que esta investigadora considera como nombres frecuentes fuera de la península Ibérica, en Aquitania y Campos Decumates. Además, un CALUA aparece en Córdoba y un CALUUS en Astorga (7).
        Así pues, el topónimo Castrocalbón, en su conjunto, podría interpretarse considerando su segundo elemento como el nombre de un poseedor, en cuyo caso aparecería en genitivo: CALVONII, cuyas i finales pasaron a una sola e: calvone, que se perdió posteriormente, dando el actual calvón o calbón; todos ellos pasos perfectamente normales en la evolución fonética del latín al castellano: CALVONI —> Calvone —> Calvón.
Futuras investigaciones arqueológicas pueden, acaso, proyectar algo de luz donde hoy todo se presenta bastante oscuro.

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   (5) BENAVIDES MORO, N.: "Castrocalbón".
    (6) RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, J.: "Las juderías en la provincia de León"; León 1976, p. 119.
    (7) C I L. II, 2652. —GÓMEZ MORENO, M.: "Catálogo Monumental de España. Provincia de León"; p.12.
 

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3. PERIODOS PRIMITIVO Y ROMANO

        En todo el término he podido hallar vestigios prehistóricos que se remontan a la Edad de Piedra; abundan en las cercanías del casco urbano actual y, sobre todo, los mas remotos, alrededor de los pagos de Casares y Lirba, de óptima situación (8); la diversidad de vestigios en el castro del Palacio nos hace pensar en una continuada habitación hasta la llegada de los romanos (9).
        El hallazgo de tégula romana y otros restos de la época en muchos lugares nos lleva de la mano a sospechar la abundancia de ricas villas en diversos puntos, seguramente causa de la proliferación de barrios que posteriormente se datan, —algunos hoy existentes— los cuales irían naciendo alrededor de las mismas, siendo lógica razón de ello la bondad ya apuntada de los parajes. Hoy el núcleo de la villa se asienta alrededor de la meseta denominada "El Palacio", de la que más adelante hablaremos, prolongándose hacia el Naciente (10), en la ladera del valle y entre el Sagral de Abajo y el Sagral de Arriba (hoy tupidos bosques y el de Abajo alejado del actual caserío, pero al lado de un barrio desaparecido).
        Concluimos como evidente y probada la abundante habitación de estos lugares por el hombre de la piedra, dado que abundantes son también los restos. Algunos datos (situación, topónimos, etc.) nos llevan a suponer una población con importante contingente celta-ligur como elemento principal de ella en esta parcela asturiana. Pruebas hay de cierta importancia adquirida durante la dominación romana; en el término estuvo asentada la Cohors IV Gallorum, y próxima, al lado de Rosinos de Vidriales, Gómez Moreno sitúa la Legio X * y García Bellido el Ala II Flavia Hispanorum civium Romanorum*. Cerca de aquí, acaso en el mismo término, estaba situada Argentiolo (11), ciudad que se cita en el Itinerario de Antonino como segunda mansión después de la ciudad de Astorga en la vía XVII.

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    (8) Del XII Congreso Nacional de Arqueología; p. 488: "...la economía...varias fuentes naturales en la parte baja de la ladera permitían el fácil abastecimiento agrícola ...huesos de animales... economía ganadera. Motivos estratégicos, más en relación con la agricultura y ganadería que con el defensivo...".
    (9) MARTÍN GALINDO, J. L.: Evolución de los poblados en el actual territorio leonés, "Archivos Leoneses", n.º 13 de 1953; p. 93: "La vida en los castros continuó durante toda la Edad del Hierro hasta época romana avanzada. En muchos de ellos se encuentran monedas romanas".
    (10) IBIDEM; p. 94: "Los legionarios distribuidos por todo el N.O. de España, en la época romana, harían vida de guarnición y vigilancia estableciéndose frecuentemente en los antiguos castros de la provincia .Las gentes abandonan el castro y sitúan el núcleo de población en la zona agrícola, sin temor ya al asalto de los vecinos...".
     (11) Argentiolum, que así la cita el Itinerario, mansión de la que se ha supuesto su emplazamiento en más de una decena de lugares, apoyándose unas veces en topónimos, otras en medidas, en vestigios arqueológicos, en desvíos de calzadas secundarias que hace suponer su mención en acusativo, etc. Solamente el suceso de un hallazgo arqueológico afortunado podría localizar definitivamente su verdadero asentamiento.
    (*) Ambos están en lo cierto. Según se ha verificado después, el Ala II Flavia se estableció sobre principios del siglo II justamente sobre el solar que ocupó tiempo antes la Legio X, a poca distancia de Rosinos de Vidriales. Este enclave arqueológico fue declarado de utilidad pública en 1981, y unos años después fue vallado y en él se realizaron diversas investigaciones arqueológicas.
 

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4. EDADES MEDIA Y MODERNA

        De época bárbara apenas hay vestigios (y algunos que existen dudosos), aunque suponemos nuestras tierras como límite, o proximidad a él, entre los reinos suevo y visigodo.
        Sería de sumo interés un estudio detenido de los encañados existentes en los Casares y los estanques empedrados de Lirba y La Viñona (en la falda del Palacio), que junto con la fábrica del castillo, el hallazgo de monedas árabes, el nombre de Jarabel (hoy barrio de Jarambiel), la factura morisca del Salvador, etc., nos lleva a creer que la estancia agarena y su influencia por estos territorios no debió ser, además de tan corta como se viene suponiendo, falta de importancia (12).
        También está documentada la existencia de una aljama o barrio judío (13), aunque no he logrado localizar su emplazamiento.
        Teniendo en cuenta lo antedicho sobre la estancia árabe y también la donación de terrenos de ésta por Ablabel Codesteo y su mujer Guntrodo al monasterio de Sahagún en el año 983, veremos que si estuvo despoblada esta parte fue por un período relativamente corto; creo sinceramente no existió nunca un abandono total de pobladores (14), y que esta dudosa ausencia de gentes no influye para la denominación del valle, observación que hago en razón de que algunos aficionados a la investigación atribuyen al nombre Valdería una derivación toponímica emparejada con "valle vacío" o "valle de valde", giro este último que por aquí  se da a los pagos yermos. De tal guisa este sería el nombre que debió de darse a la mayoría de las tierras comprendidas entre la Cordillera Cantábrica y el río Duero, puesto que yermos estaban en su casi totalidad, según se nos noticia, desde el reinado del primer Alfonso (739-757) y siguientes. Y digo en su mayor parte, porque me afirmo en la creencia de que hubieron de quedar núcleos poblados por gentes que tanto les daba tributar a un bando o a otro, ya que su situación era bastante parecida con respecto al trato recibido del señor, y teniendo en cuenta la señalada riqueza de estas tierras, sospecho cómo esta parte debió ser uno de estos núcleos; además es entre el 751 y el 753 cuando realmente comienza el éxodo árabe hacia el Sur, por la falta de cosechas debido a la sequía, y no es posible que este hecho acarree aquí tan graves medidas cuando hay agua en los más pertinaces estíos. Veamos cómo por el 790 Alfonso el Casto repuebla con mozárabes y llegaremos a concluir que el vacío por aquí, de existir, fue un período tan nimio de tiempo que no pudo motivar la denominación del valle.
        El Padre Flórez recoge el nombre kastro al relacionar villas e iglesias astorganas, y puede referirse al lugar de Castrocontrigo o a ésta; en la misma relación menciona Valesteros; Ballesteros es nombre actual de la vega al otro lado del río, Sur del pueblo, que en su parte Oeste limita con el despoblado de La Marcilla (15).
        La primera cita documental del nombre Castro calvone sitúala Gómez Moreno en 1084. El Obispo Pedro Crisanto, pariente del conde Ponce de Cabrera, poseía rentas aquí por 1153; Doña María Vela, que fue monja y abadesa, tenía también heredades, y era hija de D. Vela Gutiérrez y Doña Sancha Ponce, los cuales fundaron el monasterio de Nogales en 1150, cuyo monasterio asimismo disfrutaba de bienes en esta jurisdicción.
        El 16 de agosto de 1156, por cesión e instancias de la Condesa Doña María, mujer de D. Ponce, el rey concede a Castrocalbón un importante fuero, el hecho nos muestra la preponderancia alcanzada por la villa en esta época y da cuenta de la consideración que merecía para el soberano leonés. Este fuero está en su mayor parte extraído del fuero de la ciudad de León, aunque tiene capítulos particulares. Los servicios prestados por esta villa al monarca y su importancia para el acontecer histórico de aquellos tiempos, serían sin duda los factores que llevaron a la promulgación de tan importante prerrogativa, que pone a Castrocalbón entre las villas de más pujanza y esplendor del Reino de León (16).
        En el año 1237, Doña Aldonza Alfonso recibe en arras de su marido D. Pedro Ponz, parte de los diezmos que éste poseía aquí. Por estas fechas ya debían estar aquí los templarios (17). La proximidad de la iglesia templaria del Salvador al castillo del Palacio y el hecho de que esta orden, cuando constituían una comunidad, solía poseer fortaleza, nos hace creer que tal castillo fue habitado por ellos y era el convento documentado. La venida del Temple debió traer consigo la paulatina decadencia del influjo que en la villa tenían los nobles con posesiones en la misma, aliviado ya por el fuero.
        En 1339 se despacha un traslado de carta dada a petición del alcalde de Castrocalbón (18).
        Por el año 1387, Martín Vázquez y Juan Fernández Pacheco saquean la villa y se llevan ganado para Benavente, después de haber vencido la resistencia de los vecinos. Tengamos en cuenta que con la liquidación de la Orden Templaria llegó la expropiación de sus bienes; según se deduce de datos posteriores estos bienes pasaron aquí, al menos en parte y entre ellos el castillo, a manos del Conde de Benavente, y los derechos de diezmos del Prelado templario al Sar de Santiago. Lo más seguro es que, a partir de 1312, la villa quedó desguarnecida de pronto y esto facilitó el mencionado saqueo. Pasado el tiempo, se ven documentados nombres de oficiales del Cuarto de Castrocalbón (19) y quizás, después del ataque, ante la debilidad defensiva de una población en la que parece había derechos de más de un señor y que sólo poseía como protección las libertades y prerrogativas de su fuero y el alejado poder real, se pensó crear en ella una guarnición que, más tarde, pasó a ser el hecho real de dicho Cuartel.
        Aparte de estas noticias que nos son dadas por Hernán de Castro, sabemos que en 1591 domina en parte estos lugares D. Alfonso Enríquez (20) y hasta época reciente se menciona el señorío de la Casa de Alba de Liste, cuyo título fue otorgado por el rey Juan II en 1459 a D. Enrique Enríquez de Mendoza, uno de los hijos del Almirante de Castilla, hermano de la madre del Rey Católico.
        El señorío de los Ponce parece que pasa a la Casa de Medinaceli por habérselo dejado en arras a la condesa D.ª lsabel de la Cerda su primer marido D. Ruy (o D. Rodrigo) Pérez Ponce en testamento otorgado en 11 de marzo de 1339: por permuta con las villas de Deza y Cihuela, que se incorporan a los estados del Duque de Medinaceli, van a parar éstos a la Casa de Frías: en el A.H.M.C. podemos ver en varios manuscritos del S. XVIII cómo a veces recaen en una misma persona los títulos de Duque de Frías, Conde-Duque de Benavente y Conde de Alba de Liste.
        La cantidad de población y la diversidad de industrias (fundiciones, herrerías, curtidores, caleros, carboneros, etc.) nos dejan ver la prosperidad, pujanza y cierta autonomía económica de nuestro pueblo, debidas también, sin duda en gran parte, a las prerrogativas y exenciones que el ventajoso fuero daba a su promoción.
        De los archivos municipal y parroquial se pueden extraer otros muchos datos, como los nombres de los últimos condes de Alba de Liste, alcaldes, corregidores, vicarios, oficiales del Cuartel, guardas mayores y menores, mayordomos de iglesias y cofradías, notarios, escribanos, alguaciles, etcétera, que de relacionarse harían estas notas demasiado extensas.

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   (12) IBIDEM: "...la dominación árabe no debió ser tan corta como se cree".
    (13) FERNÁNDEZ NÚÑEZ, M. F.: Ob. cit.; p. p. 104-105,  los judíos en el Partido "...lugares que habitaron durante muchos años y en los que gozan de gran predicamento son los pueblos de Palacios, Laguna de Negrillos, Alija y Castrocalbón...".
    (14) LÓPEZ SANTOS, L.: Toponimia de la Diócesis de León, "Archivos Leoneses n.º 1"; p. 34: "...es difícil pensar que ciudades repobladas... se encontraran del todo desiertas. Las  guerras modernas no ceden a las antiguas en ferocidad y, sin embargo, es normal que los habitantes, resistan en sus casas el paso de los dominadores. Sobre todo los núcleos campesinos están tan profundamente ligados al terruño que, para muchos, perder la vida no es tanto como perder la tierra y el hogar; y si los ahuyenta la proximidad de la lucha, retornan en cuanto se aleja el rumor del combate...".
    (15) P. FLÓREZ: Ob. cit.; p. 449: "Villae & clientes ad Astoricensem Ecclesian pertinentes numerantur. Era 1065. ann. 1027. ...quo Adefonso V. lubente census est factus...foris Reginatio Valesteros...Santa Eulaliae ab integro..., & Kastro ab integro, foris comitatio...Valle juxta Castro de terra ab integro... ".
    (16) RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ. J.: Ob. cit.; p. 119, en su comentario del fuero dice: "...donde el nombre de la población es, invariablemente, Castro Galuon”. Mediante su texto comprobamos la existencia normalizada de una típica estructura señorial, con mercado público en los lunes de cada semana, un núcleo considerable de "agarenos" e importantes grupos gremiales de vinatarios, carniceros y panaderos, sometidos a la regulación y autoridad del concejo —concilium—, bajo la vigilancia y decisión última del cabildo de San Salvador.
    (17) A.P.S. (Archivo Parroquial del Salvador), "Real Carta Ejecutoria"; fol. 68 v. En los Prolegómenos —IX— de la obra del Sr. Fdez. Núñez, adjudica a los templarios Veguellina y territorios de la Ribera, sin mención de ésta.
    (18) NIETO GUTIÉRREZ, A.: "Catálogo de Documentos  del Archivo Municipal de León"; nº 73: Testimonio del excusador Gonzalo González, de un traslado de carta inserta al nº 71 (de Alfonso IX) dada a petición del Alcalde de Castrocalbón, Domingo Macía. —Papel original de 340x310 mm., expedido en Castrocalbón el 19 de abril, era 1377, año 1339— Nº 71: pergamino org. 310x317 mm. con sello de plomo.
    (19) FERNÁNDEZ NÚÑEZ, M. F.: Ob. cit.; p. 97: "...hijo de dicho matrimonio es D. Gaspar Núñez de Losada, capitán de milicias del cuarto de Castrocalbón, que por ser caballero hijodalgo el más conocido de los lugares de dicho cuartel, fue preferido y honrado del rey D. Felipe V, con el título de dicha bengala...cuyo empleo ejerció hasta 1709...". —También los archivos parroquial y municipal documentan el nombre de más oficiales.
    (20) FERNÁNDEZ NÚÑEZ, M. F,: Ob. cit.; p. 126: "Los Concejos de Castrocalbón, Valdería y Bolaños y los otros vasallos que son del Conde D. Alfonso Enríquez...Vecinos =567. Pecheros =550. Hidalgos =6. Clérigos =11. Frailes =0".
 

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5. CUESTA ABAJO

        Sí, hoy no es Castrocalbón ni la sombra de su pasado; de las prósperas y numerosas villas que se esparcían por todo el término sólo quedan vestigios; los quinientos vecinos que constituían su población hasta hace treinta años*, hoy se encuentran reducidos a la mitad. La importancia que tuvo en otros tiempos se ha truncado y ahora es, apenas, una casi ignorada aldea, llena de problemas que se olvidan para su justa solución. Aunque este fenómeno es muy corriente en la época actual, creo sinceramente que aquí no hubo causas insalvables ni tiene por qué ser tan acentuado.
        La decadencia da comienzo desde antiguo; las causas son complejas y, si unas veces son externas, muchas tienen su principal origen en el interior.
        El saqueo, que arriba dejo anotado, realizado por las gentes de Benavente, es un leve indicio que parece querer reflejarnos el mal trato sucesivo que esta villa va a recibir desde fuera. Otra causa que debemos apuntar son las pestes que ayudan a despoblar territorios, aunque vemos una temprana recuperación en cuanto a demografía se refiere. Creo que la Guerra de la Independencia fue una de las causas exteriores principales y acaso la que más acentúa o precipita la pérdida de preponderancia de Castrocalbón: sin duda al asentarse las tropas gabachas en La Bañeza, ésta logra una mayor influencia, que ya venía en creciente, sobre la jurisdicción de otros lugares y con detrimento de los que como Castrocalbón se veían además azotados por continuos saqueos y requisas (abunda la documentación) de las tropas enemigas, y mermados en su productividad a causa de la fuga de la juventud para luchar contra el odiado invasor.
        Pero el abandono hay que considerarlo desde dentro, principalmente. La apatía de muchas gentes de esta localidad hacia las causas que puedan incidir en su decadencia y a procurar realizaciones constructivas que la eviten, e incluso la superen, es evidente y se viene dando, al igual que hoy, desde antaño; las pérdidas insustituibles (de fundaciones, de obras pías, desbarajuste administrativo, pérdida de bienes de instituciones, pérdida de bienes artísticos, pérdida —por indolencia o destrucción— de monumentos, pérdida de...) son miradas por los lugareños con el clásico encogerse de hombros que no sabemos dónde va, pero sí adónde, desgraciadamente, llega.
        Es la década de los setenta la que está planteando unos problemas superlativos, de cuya solución depende el futuro. Yo mismo he visto despoblarse varios barrios. La decadencia se acentúa y debemos hacer lo imposible para contenerla e incluso procurar el logro de "un nuevo amanecer" de progreso para este solar. Este afán me ha impulsado también a escribir las presentes líneas, pues creo firmemente que el progreso y el bienestar son la verdadera revolución, y que, como el árbol con su tronco, ramas y flor, sus raíces, para ser fuertes, han de verse alimentadas con el abono de la sana y santa tradición, legado de nuestros mayores.
 

                                                                                                      Maximino DESCOSIDO FUERTES

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 (*) El autor se refiere a la década de los 40.
 

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